Papa, ¿puedo instalar un juego? es gratis… La primera reacción es: NO.
Ese NO se basa en dos motivos. En primer lugar, tengo un prejuicio hacia las pantallas. Me explico, los niños hoy en día se pasan horas frente al ordenador, para ir luego al ordenador, pasando por el movil, la tablet, WII, PS2,… por lo que yo, personalmente, prefiero pasar todo el tiempo que puedo con mi hija hablando, bromeando, construyendo cajas de madera que nunca usamos o haciendo galletas… llamadme raro… En segundo lugar sé positivamente que nada es gratis en esta vida; de una u otra forma vas a pagar, aunque sea en tiempo.
Antes de que de mi boca saliera ese tajante NO que tenia preparado, me propuse evaluar ese juego. Le permití instalarlo y establecimos las normas: primero la obligación, después la devoción. Cuando ella no miraba, me conecté para investigar en qué consistía el juego y ¡oh, sorpresa! ¡no hay marcianos que matar, ni peleas que ganar, ni fantasmas que te persigan en un laberinto! se trata de un juego donde se gestiona una granja. Si, si, he dicho bien, se GESTIONA una granja. Hay que tomar decisiones de inversión -¿me compro la máquina de fabricar azúcar o amplio el granero? ¿compro mas terreno o ahorro para ampliar el granero?-, decisiones de financiación -¿uso las monedas que voy ganando en el desarrollo normal del juego o uso las gemas de mayor valor y dificultad de consecución?-, decisiones de producción -¿planto zanahorias o trigo?, ¿fabrico pan o comida para los animales?-, decisiones comerciales -¿atiendo a los clientes que me van apareciendo o preparo los pedidos que me llegan?- y así sucesivamente… En resumen, un laboratorio de gestión de empresa donde no cabe arruinarse, solo equivocarse y aprender, hacer y mejorar.
No olvidemos que nuestro cerebro no distingue realidad de ficción, y del mismo modo que nos asustamos en una película de miedo, podemos entrenar cualquier habilidad si somos capaces de generarla en nuestra imaginación. El hecho de que mi hija tenga que enfrentarse a una decisión compleja, le enseñará a decidir, a tomar estrategias. El hecho de que se equivoque y pueda rectificar, le enseñará que de los errores se aprende. El hecho de que deba estudiar el uso alternativo de recursos escasos le enseñará economía. Está claro que no ampliará sus conocimientos teóricos sobre esas materias, pero se generarán las conexiones neuronales adecuadas para reaccionar tomando una decisión de forma cómoda cuando la situación así lo exija.
A pesar de todas estas ventajas, voy a seguir dedicando mi tiempo a convencerla de que el mundo real es más gratificante que el que se esconde tras esas pantallas,… llamadme tozudo…